Sentir seguridad en uno mismo va mucho más allá de algo que uno podría aprender en un curso, motivo por el cual creo que fracasan muchos libros y cursos de autoayuda.

Si realmente quieres trabajar en tu seguridad, debes saber que se trata de un proceso complejo, que toma su tiempo y que se va ganando poco a poco con la auto-observación, la expresión de los sentimientos frente a otros, las relaciones con los demás e incluso revisando la forma en que experimentamos nuestras sensaciones corporales.

Si bien este es un tema complejo que debe ser abordado en función de cada persona, te daré tres claves fundamentales para que puedas comprender cómo construir una mayor seguridad personal que sea sólida y real.

Estos tres aspectos son: tus narrativas (pensamientos), tus relaciones y tu cuerpo.

Un cuerpo que sostiene y da seguridad

Mucho ha llovido desde que yo iba al colegio en los años noventa, pero apostaría a que en las aulas se sigue ignorando la importancia de la relación con nuestro propio cuerpo.

Al menos en las conversaciones que yo escucho en ambientes informales y en las redes, se habla poco de esta relación. Si bien es cierto que empiezan a aparecer conceptos importantes como regular la ansiedad con la respiración, relajar el cuerpo, etc., siempre se aborda desde una perspectiva alarmista.

Esto quiere decir que le prestamos atención al cuerpo cuando está mal, cuando estamos estresados, cuando tenemos ansiedad, cuando no nos gusta la imagen de nuestro cuerpo, cuando el cuerpo no es saludable, etcétera.

Pero el cuerpo está constantemente afectando nuestra forma de pensar, nuestra forma de sentir y por ende nuestra forma de reaccionar ante la vida y eso se puede gestionar mejor si aprendemos a tener una relación consciente con él.

Esto es así porque como dice el reconocido psiquiatra Bessel Van Der Kolk, nuestro cuerpo lleva un registro inconsciente de las experiencias que hemos vivido.

Si has vivido muchas experiencias que te han hecho sentir inseguro o insegura, es probable que tu cuerpo se haya quedado con esa memoria y que experimentes sensaciones que te generan inseguridad no porque haya algo que te esté amenazando, sino porque ese recuerdo sigue activado ahí de forma inconsciente.

Entonces es probable que en tu día a día sigas experimentando sensaciones de inseguridad pese a que no exista nada que te amenace. Y al tener estas sensaciones, te sientes, piensas y actúas de forma insegura.

Si esto ocurre, es probable que vayas por la vida de forma bastante errática, lo cual va a alimentar aún más tu sensación de inseguridad y el ciclo se irá retroalimentando una y otra vez en el tiempo. ¿Te suena familiar?

¿Y esto cómo se puede arreglar desde un punto de vista corporal?

Aprendiendo a hablar el lenguaje del cuerpo para detectar las sensaciones que se despiertan con la inseguridad y revertir esa tensión hacia sensaciones que despiertan experiencias de seguridad en el mismo cuerpo. Existe hoy en día toda una línea de trabajo psicocorporal que nos ayuda a hacer esto.

También ayuda recuperar una buena relación con el propio cuerpo, realizando actividades que nos sientan bien, que nos hagan sentir placer y nos hagan sentir goce, desconectando por períodos de tiempo prolongados de las sensaciones inseguras.

Narrativas que construyen seguridad

Se habla mucho de los pensamientos y cómo los pensamientos nos afectan, y esto es real porque si te pones a analizar los pensamientos que tienes en tu día a día, rápidamente podrás detectar qué percepción tienes de la vida en general y de ti mismo o misma.

Si siempre piensas que las cosas te pueden salir mal, que las cosas en la vida son muy difíciles, que tú no sirves para nada, que nunca vas a conseguir la felicidad, rápidamente te puedes dar cuenta de que te falta seguridad.

Pero el tema es que esos pensamientos no los vas a cambiar con otros pensamientos como si esto se tratara de razonar correctamente (cosa que sí solían creer algunos psicólogos antiguos).

Una cosa es razonar correctamente, pero sentir seguridad es algo mucho más complejo que involucra nuestro mundo emocional y las sensaciones corporales.

Esto lo puedes ver claramente cuando un amigo te pide consejo y tú razonas con él y le das mil argumentos para que se pueda dar cuenta de su error y, sin embargo, tu amigo es incapaz de cambiar el chip.

Por eso tampoco sirve de mucho repetirnos afirmaciones positivas si no las sentimos. Eso solo genera una sensación de incoherencia y falsedad que nos vuelve aún más vulnerables al fracaso.

Ahora bien, cuando nuestras narrativas son coherentes con nuestras sensaciones y emociones, pueden tener un gran impacto.

Acompañar un sentimiento con una palabra, genera una reafirmación en aquello que siento, y eso genera mucha seguridad. Por eso es importante aprender a observar nuestro mundo interior y traerlo al mundo de las palabras.

Y desde esa coherencia interna podemos ir poco a poco construyendo nuevas narraciones sobre quiénes somos y qué es lo que pasa a nuestro alrededor, que nos empoderen y nos generen más seguridad.

Eso nos permite reafirmar nuestro mundo interno y nos permite reafirmarnos frente a los demás.

Y si te fijas, si consigues sentir mayor seguridad a la hora de comunicarte y al hacerlo contactas con sensaciones corporales que no te ponen en alerta ni a la defensiva, ya puedes pasar al siguiente paso: construir relaciones seguras.

Relaciones seguras

Las coloco a propósito en el tercer lugar, porque muchas veces las personas cuando vienen a consulta quieren cambiar inmediatamente sus relaciones y yo tengo que explicar que en realidad es al revés. Primero hay que trabajar el interior para luego ir mejorando las relaciones con el exterior.

Esto no quiere decir que las relaciones no tengan importancia, todo lo contrario, son como la cumbre de la montaña, la parte más alta. Es el motivo por el que solemos llegar terapia y que nos motiva para hacer todo el viaje (a no ser que te encante el autoconocimiento como a mí ; )

Pero para llegar a la cumbre de una alta montaña, hay que comenzar por hacer una buena base, donde guardamos las provisiones y todo lo que nos sostiene para subir más ligeros y alcanzar la cima.

Por eso, antes de ir a la relación, es importante mirar hacia adentro, al cuerpo, a las emociones y a los pensamientos que luego me van a sostener en el encuentro con el otro.

Y es que encontrarse con otra persona no es moco de pavo. Una gran parte de nuestra seguridad y de la valoración que nos damos está en las relaciones que tenemos con los demás.

Somos seres sociales que nos desarrollamos siempre en la relación con otro. Sin el otro no habríamos podido aprender el lenguaje ni ninguna de las habilidades culturales que permiten que sigamos con vida como especie.

Piensa por un momento qué sería de ti sin tus relaciones afectivas, laborales, cívicas, comerciales, etc.

Y así como nuestros vínculos son una fuente importante de seguridad, también son una gran fuente de inseguridad. Muchas veces es la pareja la que nos hace sentir muy inseguros, o un jefe, o un familiar, amistades o ídolos con los que tendemos a compararnos.

Poder revisar las relaciones y cómo nos sentimos al interactuar con otras personas es un punto muy importante para detectar aspectos que nos hagan sentir inseguros y hacernos más conscientes de nosotros mismos.

Además, es el mejor terreno donde podemos ver nuestros avances y aprendizajes. En la relación con el otro no puedo mentirme ni engañarme, ahí se ve una realidad que a veces es difícil de asimilar, pero nos da un sentido de realidad fundamental.

En definitiva, para conseguir establecer relaciones satisfactorias con las personas que nos rodean, es necesario desarrollar una mayor seguridad en uno mismo. Y a la vez, cuando mejoramos nuestras relaciones, sentimos mayor seguridad.

Es un feedback positivo que potencia cada vez más nuestro crecimiento.

Juntándolo todo

Como hemos visto, este es un proceso complejo. Por eso en terapia trabajamos a través del vínculo entre el consultante y terapeuta, donde ambos se involucran en una relación que resulta reparadora y donde se pueden trabajar el cuerpo, las emociones y los pensamientos para conseguir una mayor seguridad interior y relacional.

Estos tres aspectos me parecen fundamentales.

Espero que estas líneas te inspiren en tu búsqueda y si quieres aclarar cualquier cosa o quieres iniciar una terapia, Alba y yo estamos del otro lado, no dudes en pedir ayuda. Para mí, fue lo mejor que pude hacer en la vida

¡tanto así que me dedico a ello!

Un abrazo,